La tendencia moderna de los creyentes que flotan libremente entre las congregaciones y nunca se plantan firmemente en un lugar es un concepto extraño a la Escritura. Lo que tenemos hoy es un modelo construido sobre una mentalidad del consumidor —la gente va a la iglesia donde sus necesidades sentidas se contemplen, y se desconectan y se cambian cuando esas necesidades cambian o se satisfacen mejor en otro lugar. Ese patrón es totalmente contrario a la que encontramos en la Palabra de Dios. De hecho, está expresamente prohibido por la Escritura.
¿Cómo puede el pueblo de Dios “estimularnos al amor y a las buenas obras” si no se reúnen regularmente? No puede suceder. Abandonando el compañerismo de otros creyentes le separa de una fuente de enseñanza bíblica clave y ordenada por Dios, de refinar la responsabilidad, y del crecimiento espiritual.
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sábado, 26 de enero de 2013
LA MEMBRESÍA EN LA IGLESIA
LA MEMBRESÍA EN LA IGLESIA
Etiquetas:
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