sábado, 15 de febrero de 2014

EL PRINCIPIO REGULADOR

EL PRINCIPIO REGULADOR


Me parece que uno de los mayores obstáculos intelectuales con los cuales los hombres son impedidos de abrazar el principio regulador, es que éste involucra la idea de que la iglesia y su adoración son ordenadas y reguladas en una manera diferente del resto de la vida. Para el resto de la vida Dios da grandes preceptos y principios generales de Su Palabra, y dentro de ciertos límites de estas direcciones, les permite ordenar sus vidas como mejor les parece a ellos. Él no les da direcciones a cada instante acerca de cómo ellos edificarán sus casas o cómo seguirán sus vocaciones seculares.

Por otro lado, el principio regulador implica una limitación a la iniciativa humana y la libertad que no caracteriza el resto de la vida. El principio regulador claramente asume que hay una distinción entre la iglesia, la adoración que le ha sido ordenada, y el resto de la sociedad humana y la conducta que le caracteriza. De este modo, el principio regulador está sujeto a ser rechazado por los hombres, como si fuera opresivo, extraño y por lo tanto, sospechoso de estar en desacuerdo con los tratos de Dios con la raza humana.

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