Aunque no necesitamos justificación para hablar de la suficiencia de las Sagradas Escrituras en la vida práctica del cristiano, sí quisiéramos hacer notar la importancia que tiene y cómo se le deja de lado continuamente. La suficiencia de la Biblia es una de esas verdades que todos estamos prontos a suscribir pero que tenemos grandes problemas a la hora de llevarlas a sus más amplias implicaciones prácticas.
Pues bien, creo que aquí es donde particularmente
los cristianos somos lo que podríamos llamar ateos prácticos; es decir,
personas que vivimos en la práctica como si Dios no existiera, o como si Su
Palabra no fuera autoritaria.
Decimos sí a la verdad de la suficiencia pero
vivimos como nos parece, tomamos nuestras decisiones siguiendo consejos
contrarios a la eterna Palabra, creemos tener la prerrogativa de escoger qué
verdades bíblicas aceptar y cuáles no. Creo que todos entienden lo que trato de
decir. ¿Quién de nosotros vive su vida en total sumisión a los mandamientos
bíblicos? ¿Quién de nosotros no tiene ahora mismo conflictos en aceptar tal o
cual doctrina bíblica y su autoridad que quiere imponerse sobre nuestros
pensamientos y sentimientos?
Precisamente la Biblia está llena de mandamientos
porque nos cuesta grandemente, aun siendo redimidos por la sangre del Cordero y
habitados por el Espíritu Santo, obedecer la Palabra de Dios.
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