sábado, 15 de febrero de 2014

LOS DEBERES DE LOS PADRES

LOS DEBERES DE LOS PADRES


Supongo que la mayoría de los cristianos profesos conocen el texto bíblico que encabeza esta página. Su sonido es probable­mente familiar a sus oídos, como una vieja tonada. Probablemente usted lo ha oído, o leído, comentado o citado muchas veces. ¿No es así?
Pero, en realidad, ¡cuán poco se considera la sustancia de este texto! Pareciera que no se conoce la doctrina que contiene, pareciera que raramente se pone en práctica el deber que nos pre­senta. Lector, ¿no es verdad lo que digo?

No se puede decir que el tema sea nuevo. El mundo data de la antigüedad, y tenemos la experiencia de casi seis mil años para ayudarnos. Vivimos en una época cuando hay una fuerte dedi­cación a la educación por todos lados. Nos enteramos de escuelas nuevas que se levantan por todas partes. Nos cuentan de nuevos sistemas, y nuevos libros para los niños y jóvenes, de todo tipo y clase. Y aun así, a la gran mayoría de los niños evidentemente no se les enseña el camino que deben tomar, porque cuando llegan a la adultez, no caminan con Dios.

Ahora bien, ¿cómo podemos explicar esta situación? La ver­dad lisa y llana es que el mandamiento del Señor en nuestro texto no se tiene en cuenta y, en consecuencia, la promesa del Señor en nuestro texto no se cumple.

Lector, estas cosas deben llevar a una profunda reflexión.

Escuche, pues, una palabra de exhortación de un pastor, sobre la instrucción correcta de los hijos. Créame, el tema es uno que debe sacudir cada conciencia, y hacer que cada uno se pregunte: "¿Estoy haciendo todo lo que puedo en este sentido?"

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